martes, 6 de mayo de 2008

Conectados (II)

Pareciera ser que muchos sistemas en el Universo tienden a una cierta organización luego de pasar por estados individuales regidos por leyes, en apariencia, desconectadas.
La realidad es que la ciencia estudia el concepto de "auto-organización" desde hace muchos años, y se verifica que es real la emergencia de organizaciones complejas desde partes individuales aparentemente desconectadas.

Abundan los ejemplos: física, matemática, biología, astronomía, sociología, son solamente algunas de las ciencias en donde se evidencia la existencia de sistemas que tienden hacia alguna forma de "organización", como cosa natural, luego de ciertos tiempos de transiciones y en ausencia de estímulos contrarios con suficiente fuerza para romper el proceso.

La "auto-organización" me parece fascinante, entre otras cosas, porque pone de manifiesto el poder de pocas leyes simples por sobre la situación (aparentemente) caótica de partes separadas y sin conciencia unas de otras.

Esto último es importante: las partes del sistema que se "auto-organizará" no tienen (y en muchos casos, no pueden) interactuar con los otros en forma conciente y/o volitiva.

Extremando este concepto: para ciertas formas de organización humana, no es necesario que cada individuo sepa de su participación, ni que tome acciones determinadas en una dirección que favorezca el proceso (digo que no es necesario, aunque definitivamente puede ayudar).

La primera entrega de este trabajo busca ahondar, siquiera un poco, en una de las tantas estructuras "auto-organizantes" que existen en el Universo, tal vez una de las mas sencillas y maravillosas por sus alcances y sus consecuencias.

El planeta cuenta con varios miles de millones de habitantes, número este que ha crecido con el paso de los siglos, y que probablemente seguirá creciendo en la medida en que la humanidad decida no establecer algún tipo de límites.

El crecimiento demográfico es desparejo y (para un observador externo) caótico.

Mientras tanto se generan contactos. Entre individuos, grupos, comunidades, poblaciones, etc., comienzan a verificarse vínculos de tipo social.

Hay un orden subyacente atrás de estas vinculaciones? Hay leyes emergentes del aparente caos manifestado en una población cada vez mayor, con interacciones cada vez mas complejas?

Aparentemente hay un orden, y hay leyes emergentes.

Curiosamente, los mismos patrones que aparecen en la proliferación de clientes en una red informática, en las interacciones químicas a nivel molecular dentro de nuestro cuerpo y en la disposición de las distintas manadas de un mismo tipo de animal dentro de un definido ámbito geográfico se organizan de maneras similares, atendiendo a un mismo patrón que responde a pocas leyes simples.

En la próxima entrada vamos a empezar con la historia, refiriéndonos a uno de los pioneros en el campo del estudio de estas redes, y que fuera mencionado en estas páginas como un genio de las matemáticas del siglo XX.

Paul Erdős, gracias a su prolífica obra y a sus múltiples colaboraciones con otros colegas, es un caso-patrón de cómo estamos conectados y de cómo las ramificaciones crecen hasta parecer, con cierta licencia de mi parte, mágicas...

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