lunes, 14 de enero de 2008

Fred Hoyle

En el comentario anterior menciono al astrofísico británico Fred Hoyle, y me acordé de algo que dijo alguna vez:

"El espacio no está tan lejos. Se encuentra a una hora de manejo, si su auto pudiera viajar verticalmente".

Hoyle fue un tipo de lo mas interesante (falleció en 2001), que alternó grandes contribuciones a la física astronómica con polémicas posiciones contra las corrientes mayoritariamente aceptadas y otras a favor de revolucionarias ideas acerca del origen de la vida.

Respecto a esto último, justamente su contribución al entendimiento de cómo se generan los elementos pesados en las estrellas fue la primera en donde se pusieron de manifiesto las implicancias del "principio antrópico" que, en forma muy resumida, establecen que el Universo es como es porque existen seres como nosotros capaces de observarlo.

Si bien su contribución al entendimiento de cómo se forman los elementos mas pesados que el helio fue fundamental, extrañamente no fue incluído en el Premio Nobel de 2003, que sí ganó un colega que trabajó con él en el concepto...

Hoyle fue tocado profundamente por las implicancias de su descubrimiento, al punto de llevarlo a abrazar una religión (la católica), en contraposición a un recalcitrante ateísmo que lo acompañó hasta ese momento.

Cabría aclarar aquí que no todos los científicos importantes compartieron con Hoyle su entendimiento de la necesidad de un "diseñador inteligente" para el Universo.

Gente como Steven Weinberg, por ejemplo, no ve nada en especial en las variables energéticas que juegan en el proceso de creación del carbono (ya vistas aquí) y del oxígeno (que se verán mas adelante).

Para ir finalizando, Hoyle no creyó en las teorías de la evolución, llegando a postular que la vida tuvo un origen extraterrestre y que fue especialmente diseñada y esparcida por un ser superior.

Calculó en un número inimaginablemente grande las probabilidades de crear las proteínas necesarias para animar al mas simple de los seres unicelulares gracias al azar (algo asi como el número 10 con 40000 ceros detrás).

Volveremos, mas adelante, a este brillante señor y a sus desiguales batallas...

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